¿Volamos? Así, como en un suspiro. Es fácil, yo te enseño. Coge aire, dame la mano. Al final Peter Pan tenía razón, basta con llenarnos con un pensamiento feliz, un recuerdo. Sin embargo, todos necesitamos una Campanilla que nos guíe con su polvo de hadas. Yo seré la tuya, ¿quieres?, estaré aquí siempre a tu lado. Déjate llevar, es fácil, ya lo has hecho, ¿lo notas? Tus pies no tocan el suelo, los problemas no llegan tan alto y ni siquiera te rozan. Mira el atardecer desde aquí, ¿lo ves? es precioso, el sol rojo como un corazón enamorado y el cielo tiñéndose de púrpura y añil. Nuestra ciudad, tan pequeña, se pierde en la distancia, junto a sus habitantes, junto a todo lo conocido.
Lo hemos conseguido, ahora somos dos puntos más en el cielo, dos golondrinas sin rumbo, dos estrellas sin nombre, volando a la deriva de nuestros propios sueños.