VI

El mundo es agua, dicen los científicos y los poetas. El mundo es agua y todo se confunde en torbellinos, olas y mareas. Hay quienes luchan contracorriente, como los salmones, mientras el resto simplemente se deja llevar. Y sí, si el mundo es agua él es como la sal. Pasa desapercibido, se disuelve en las multitudes, unicamente reapareciendo cuando se calman las situaciones. Y sus manos son blancas, muy blancas. Y no blancas como la luna, la nieve, la espuma del mar o cualquier otra cosa que haya dicho un poeta. No, él no tiene las manos para poesía. Sus manos son blancas como los huevos duros, como los cuadernos sin usar o como las cabezas de ajo. Y transmiten toda la electricidad que generan sus pupilas. Esas pupilas negras que hacen contraste con sus manos blancas, creando a su alrededor una extraña electricidad. Él y sus manos blancas, él, como los ajos y la sal.






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